Sin duda todo empezó a ser más suave y delicado, mucho más amoroso, desde que el Hijo de Dios nació de la Virgen María. No es nada fácil de entender este milagro. El truco incluso parece estar en no intentar ni por asomo entenderlo. Se trata sobre todo de dejarse llevar, no plantearse cuestión alguna sobre esto. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que los inventores de esta religión podrían haberlo hecho de otro modo. Ellos eran los inventores y nadie les obligaba a contar que un niño había nacido de una virgen, por más que en la naturaleza se diesen otros casos de partenogénesis. Pero tan extraño como esto podría ser que la vida toda sea producto de una gran explosión o que la energía no se cree ni se destruya solo se transforme. De todas formas hay que reconocer que los primeros comentadores de los evangelios se las vieron y se las desearon para poder explicar aquel modo de nacer que había tenido Cristo. Aunque tampoco cabía asombrarse mucho porque el profeta Isaías ya había profetizado el nacimiento de Enmanuel de ese modo. Dice el texto veterotestamentario:
#73. Un caso de partenogénesis.
#73. Un caso de partenogénesis.
#73. Un caso de partenogénesis.
Sin duda todo empezó a ser más suave y delicado, mucho más amoroso, desde que el Hijo de Dios nació de la Virgen María. No es nada fácil de entender este milagro. El truco incluso parece estar en no intentar ni por asomo entenderlo. Se trata sobre todo de dejarse llevar, no plantearse cuestión alguna sobre esto. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que los inventores de esta religión podrían haberlo hecho de otro modo. Ellos eran los inventores y nadie les obligaba a contar que un niño había nacido de una virgen, por más que en la naturaleza se diesen otros casos de partenogénesis. Pero tan extraño como esto podría ser que la vida toda sea producto de una gran explosión o que la energía no se cree ni se destruya solo se transforme. De todas formas hay que reconocer que los primeros comentadores de los evangelios se las vieron y se las desearon para poder explicar aquel modo de nacer que había tenido Cristo. Aunque tampoco cabía asombrarse mucho porque el profeta Isaías ya había profetizado el nacimiento de Enmanuel de ese modo. Dice el texto veterotestamentario: