#82. El pensamiento fabuloso.
Si lo he entendido bien (que estoy casi convencido de que no no es así, es decir, que lo más probable es que lo haya entendido mal) gracias al idealismo los seres humanos podemos pensar lo que queramos, tanto de nosotros mismos como de los demás, tanto del presente como del pasado. O sea, no creo que haya habido pensamiento más liberador que el idealismo alemán de Fichte, Schelling y Hegel. Este pensamiento se piensa al principio del siglo XIX. Para situarnos: Fichte nació en 1762 y murió en 1814, Schelling nació en 1775 y murió en 1854 y Hegel nació en 1770 y murió en 1831. (Para situarnos un poco mejor: Goethe nació en 1749 y murió en 1832).
Es alucinante pero creo que todo esto viene de la idea de infinito. A los filósofos parece que esta idea es la que les ha traído de cabeza. ¿Me interesa a mí el infinito? ¿Qué produce en mí esta idea? ¿Me agobia? Sí, tal vez en algún momento podría llegar a agobiarme pensar, por ejemplo, en un universo sin límites. Pero creo que mi vida transcurre perfectamente sin pensar en esta idea. Y apostaría que les pasa igual a todos mis congéneres.
¿Por qué un hombre que está perfectamente limitado va a tener que pensar en el infinito, va a tener que tener la preocupación por el infinito? A mí me parece que en esto las matemáticas son un poco traicioneras. Son bellísimas pero pueden provocar en algunos pensadores efervescencias sublimes.
¿Se puede filosofar sin tener en cuenta la idea de infinito? ¿Es verdadera filosofía la que prescinde de esta idea?
Me pregunto si sobre esta idea del infinito no habrá surgido la misma idea de Dios.
Cualquiera que se asome a la filosofía no tarda en encontrarse con la cuestión del infinito. Schelling fue uno de esos hombres. Él se encontró con ese problema. Aun siendo idealista no pudo filosofar de cualquier manera y sobre lo que le diese la gana. Se vio obligado a afrontar la idea de infinito.
En su última época Schelling escribió sobre Dios. No sé si identificaba la idea de Dios con el infinito. No me extrañaría que así fuese. La diferencia entre el pensamiento de Fichte y el de Schelling está en esto, en saber qué o quién pone los límites. ¿Es la naturaleza la que limita al hombre?
Por favor, piénsese un rato sobre esto: ¿Es la naturaleza la que limita al hombre?
Los idealistas se tomaron esta cuestión muy en serio y por eso Fichte, Schelling y Hegel son tres de los más grandes filósofos de la Historia.
Fichte fue mucho más radical que Schelling. Schelling se asustó del pensamiento de Fichte y necesitó suavizarlo. En cierto modo, es como si a Schelling le pareciese poco razonable lo que pensó Fichte.
Fichte dijo que la naturaleza es un “puro yo”. Y Schelling pensó que si la naturaleza era un “puro yo” no tenía sentido que fuese la naturaleza la que limitase al hombre. ¿O es que lo bueno no es el infinito? ¿Es que lo que está bien es el límite? Tal vez la Encarnación de Dios se pueda deber a esto: a lo insoportable que les resultaba a los hombres la idea de un dios similar al infinito. Es decir, a lo mejor lo que han pretendido algunos filósofos es negar la idea de infinito y comprobando que no eran capaces de hacerlo decidieron otra cosa… Pero ¿qué cosa decidieron hacer los filósofos una vez se dieron cuenta de que no podían negar esa idea? No sé, tal vez ya no haya filósofos por esta razón. O tal vez haya por ahí un sistema filosófico que se base en que el infinito no existe.
Pero ojo, ¡mucho cuidado! Sin haber sido respondida definitivamente la cuestión sobre si es la naturaleza la que limita al hombre, surge, para el filósofo idealista, es decir para Fichte, Schelling y Hegel, otra cuestión mucho más complicada: Surge la siguiente cuestión: ¿Cómo se explica el hecho de que el sujeto considere al objeto como algo distinto de sí mismo?
¿No es la cuestión más fantástica que la razón podría plantearse? Pues Fichte se la planteó y dio una respuesta, una respuesta que no está nada mal y que ha tenido un éxito enorme, tanto que diría que nuestra Cultura y Educación (sí, la que estamos respirando ahora mismo) tiene una de sus raíces en ella. Por lo que creo que es fundamental para saber quiénes somos y a lo mejor plantearnos si no estaremos profundamente equivocados siendo como somos y pensando lo que pensamos, conocer las ideas de este hombre.