#77. Nuestra misión.
Nuestra misión. ¿Tenemos alguna misión? Seguramente alguna debemos de tener, pero debe de ser una misión secreta. La mayor parte de la gente en este país piensa que sí que deberíamos tener una misión. A lo mejor cada uno tiene la suya, es decir, no es como hasta ahora que se creía que todos teníamos la misma misión… En este país cada vez hay más gente que piensa así: que piensa que cada uno puede tener su propia misión. Una encuesta entre la población desprende los siguientes datos: el cuarenta por ciento cree que la misión es común a todos, no hay distinción de ninguna clase, da lo mismo nacer hombre que mujer, ser un niño que un adolescente o un señor madurito o un anciano, da igual ser de color amarillo o de color blanco rosado, da igual ser español que francés…, todos la misma misión, todos como empujando en la misma dirección… Solo el doce por ciento sigue pensando que todos somos criaturas divinas, creadas por un dios, creen que hubo una vez un mensaje de este dios y que este fue transmitido a un profeta y este profeta se lo transmitió a un grupo de personas que le escuchó con el convencimiento de que aquel hombre efectivamente había conocido de primera mano el mensaje de dios, y este grupo posteriormente se esparció por todo el mundo y cada uno fue contando a su manera lo que oyó al profeta, por supuesto hubo mucho farsante que se hizo pasar por oyente directo del profeta. Un cuarenta por ciento cree que no hay ninguna misión que realizar y que si la hay cada uno se la puede inventar pero sin tener que rendir cuentas a nadie. Por supuesto, como en todas las encuestas, hay un número de personas que no saben qué responder, que se quedan pensando en el asunto pero que no responden inmediatamente. A todos los encuestados se les preguntó también si pensaban que era mejor tener una misión que no tenerla y el ochenta por ciento contestó que era mejor tenerla. Al parecer la mayor parte de la gente que vive en este país cree que la vida se hace más tolerable si se sabe que esta tiene un sentido.
También hay que mencionar otra encuesta realizada anteriormente por otro medio de comunicación de masas en la que quedó reflejado que eran muchos (casi el veinte por ciento de los encuestados en aquella ocasión) que pensaban que no todas las personas tenían la misma misión que realizar y los había que tenían una misión conocida y otros que nunca se enteraban de lo que habían venido a hacer al mundo.
En esta misma encuesta también había habido muchos que opinaban que lo mejor era no salir de casa, que lo mejor era quedarse esperando a que llegase el día en el que alguien les dijese lo que tenían que hacer.
La felicidad, ser felices, era uno de los objetivos que cada vez se repetía con más frecuencia. Se ha observado el aumento del número de personas que creen que el objetivo de la existencia es conseguir la felicidad.
Al mismo tiempo que crece el número de personas que ponen este objetivo de la felicidad como el principal de la vida humana, aumenta el número de personas que se declaran felices o que tienen muchos grandes momentos de felicidad, y si no son grandes son pequeños momentos de felicidad. Muchos son los que dicen sentirse felices al pasar la tarde del sábado en compañía de sus seres queridos.